Salsa Holandesa

Como todo chef amo hablar sobre comida, de hecho el 70% de mis temas de conversación están relacionados a la cocina, las ocaciones en las que he discutido sobre la salsa holandesa he recibo respuestas muy polarizadas. Por un lado tenemos el grupo de personas que no han tenido el placer de degustarla y desconocen de ella, o he encontrado a foodies que a pesar de su conocimiento asocian esta salsa con comida gourmet, lujosa o cara, y aunque esto sea realidad este símbolo de la cocina francesa no debería estar lejos de nuestro alcance.

La salsa holandesa es considerada un clásico de la gastronomía, su origen, a diferencia de lo que su nombre indica, es francés; específicamente proviene de un pequeño pueblo: Isigny-sur-Mer en el departamento de Calvados en la región de Normandia al noreste de Francia. Su nombre original fue Salsa Isigny pero gracias a la fama y calidad de la mantequilla holandesa fue que luego su nombre actual fue adoptado. Según historiadores se ha escrito sobre esta salsa desde el siglo XVII pero, no es hasta en 1903 donde el chef y escritor Georges Auguste Escoffier la considera como la quinta salsa madre en su libro Le Guide Culinaire.

Esta salsa no es más que una emulsión (mezcla homogénea de 2 líquidos que normalmente no pueden mezclarse) como la mayonesa solo que para hacer salsa holandesa se utilizan las yemas de huevo y en lugar de aceite, mantequilla clarificada. Su sabor es exquisito y su contextura es rica y sedosa, es por esto que puede ser usada para acompañar huevos, vegetales, pescado y/o mariscos. Puede probar la receta de la casa al visitarnos y ordenar los Huevos Benedictinos que ofrecemos en nuestro menu de octubre 2020. Te esperamos.

Salsa Holandesa

Ingredientes:

  • 125 gr de mantequilla sin sal 
  • 2 yemas de huevo
  • 1 cdta de vinagre de vino blanco
  • 1 limón
  • 1 pizca de pimienta Cayena
  • Sal y pimienta blanca al gusto

Instrucciones:

  1. Derretir la mantequilla en una olla a fuego lento o en el microondas en un recipiente plástico por 1 min y 30 seg.
  2. Añadir a la licuadora las 2 yemas y atemperarlas mezclándoles un poco de la mantequilla derretida.
  3. Agregar el vinagre, sal y pimienta y batir, cuando este mezclado agregar lentamente el resto de la mantequilla.
  4. Si la mezcla queda muy espesa puede agregarle jugo de limón hasta lograr la consistencia deseada.